La Ley Concursal no sólo permite la transmisión de empresas en crisis a nuevos adquirentes, incluso parece favorecerla. Eso sí, cualquiera que se adentre en este tipo de inversiones deberá contar, además del asesoramiento tradicional relativo a la inversión propiamente dicha, con expertos en Derecho Concursal que sepan resolver los problemas que en la negociación y ejecución de los acuerdos han de aparecer.
El proceso concursal es uno de los más complejos que existen. Cualquier intervención en el mismo implica tratar tanto con los acreedores, como con los administradores concursales o incluso con el propio juez del concurso.
Como acabamos de exponer, la posibilidad de que un tercero ajeno al proceso concursal pueda adquirir en el marco del mismo la empresa deudora, aparece como una opción que resultará extraordinariamente compleja. Ahora bien, las ventajas de realizar la adquisición dentro del proceso son innumerables. Una vez que se comprueba la viabilidad de la actividad en términos de rentabilidad o el interés que puede tener la adquisición de los activos a un precio razonable, nos encontraremos con unos vendedores que están dispuestos a negociar una salida airosa del concurso. Tanto los administradores concursales como el juez, verán en los nuevos adquirentes la forma de que el concurso de acreedores pueda terminar con un convenio y no con la liquidación de la empresa. Los acreedores concursales serán más proclives a admitir una quita (remisión de la deuda) o espera (aplazamiento) de mayor importancia, si saben que quienes se van a hacer cargo y beneficiar del acuerdo no son los causantes del problema sino los que aportan una solución.
En definitiva, en la actual situación de crisis empresarial generalizada, resultará favorable invertir a través de la adquisición de empresas en concurso, si bien sabiendo que se trata de una posibilidad impregnada de gran complejidad y dificultad operativa. Sin embargo, en la dificultad encontramos la virtud: la enorme complejidad de la actividad hará que solamente unos pocos bien asesorados y estructurados puedan pujar por lo que, sin duda, constituyen inversiones muy ventajosas.